Cicatrices
Después de sufrir cualquier tipo de daño, la piel tiene la capacidad excepcional de cicatrizar y las heridas son el punto final del proceso normal de reparación del tejido. El objetivo ideal es la regeneración completa con la formación de nuevo tejido que tenga las mismas características estructurales, funcionales y estéticas del original. Las cicatrices son cambios permanentes en la piel, resultado de la pérdida de sustancia tisular que involucra la dermis durante el proceso de cicatrización. Las cicatrices anormales son un problema común y subtratado y pueden ser estéticamente angustiantes, desfigurantes, así como discapacitantes desde el punto de vista psicosocial y funcional. Diferentes causas pueden llevar a la formación de cicatrices, como quemaduras, cirugías o traumatismos cutáneos. Varios tipos de cicatrices pueden formarse cuando el proceso de curación normal se ve interrumpido:
- Cicatrices hipertróficas: rojas, gruesas y elevadas, y pueden ser pruriginosas o dolorosas.
- Cicatrices queloides: acumulaciones gruesas, redondeadas e irregulares de tejido cicatricial que se extienden más allá de la herida original.
- Cicatrices atróficas: pequeñas depresiones redondas que se encuentran por debajo de la superficie de la piel circundante.
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